La UDC participa en un estudio internacional que rastrea el impacto global de la ostra del Pacífico

La próxima vez que alguien deguste una ostra en cualquier rincón del planeta, lo más probable es que esa ostra provenga de una pequeña región del noreste de Japón: la prefectura de Miyagi. Así lo confirma un nuevo estudio internacional en el que participó la investigadora de la Universidad de A Coruña Lucía Couceiro López, recientemente publicado en la prestigiosa revista PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America).
El trabajo, liderado por el investigador Erik Sotka del College of Charleston (EE. UU.), contó con la colaboración de 26 instituciones de 10 países diferentes y utilizó técnicas avanzadas de análisis genético combinadas con inferencia estadística bayesiana para reconstruir el camino seguido por la ostra del Pacífico (Magallana gigas) en su expansión mundial, así como de los múltiples organismos que viajaron con ella.
Los resultados indican que la gran mayoría de las ostras cultivadas en el mundo proceden de dicha zona de Japón, siendo el mar interior de Seto una fuente secundaria. El éxito de esta expansión se atribuye a la “adaptación ambiental deliberada”: las ostras fueron introducidas en regiones con condiciones similares a las de su origen, como también ocurre con cultivos como la soja.
Pero el estudio va más allá del recorrido de la ostra: también analiza las consecuencias ecológicas de esta práctica acuícola. La diversidad genética de las poblaciones introducidas varía notablemente según la región. Algunas conservaron una alta variabilidad, mientras que otras —como las del norte de Europa o Sudamérica— sufrieron pérdidas significativas que podrían dificultar su adaptación a futuras amenazas como enfermedades o el cambio climático.
Otro de los aspectos más relevantes de la investigación es el papel de las ostras como vehículos de invasión marina. Comparando datos de 14 especies que viajaron con ellas, el estudio identifica seis que fueron introducidas directamente por los trasplantes de ostras, mientras que otras cinco llegaron probablemente a través del transporte marítimo.
Este hallazgo subraya la importancia de mantener medidas de control rigurosas tanto en la acuicultura como en el transporte internacional, ya que, a pesar de los avances en bioseguridad, los barcos siguen siendo uno de los principales vectores de introducción de especies invasoras.
La participación gallega en este estudio refuerza el papel de las universidades del país en la investigación marina internacional y evidencia el peso científico de la Universidad de A Coruña en el análisis de las dinámicas globales del medio marino.