La gran familia de Raíña Paraiso

Por Noelia Uceira Vilar
En las puertas de la asociación nos recibieron con los brazos abiertos Raquel y Silvia, que pertenecen al equipo. Enseguida entendimos que Raíña Paraiso no es solo un lugar ni un par de nombres, sino una familia que crece día a día. Alrededor de veinte personas trabajan aquí cada semana para que nadie se quede solo en el camino y para que siempre haya una silla libre en la mesa y un oído atento al otro lado del teléfono.
El programa Companio es el corazón de la casa. La iniciativa promueve el encuentro para personas mayores que viven en Vilasantar, Curtis, Mesía u otros municipios del entorno y que necesitan compañía y buen ánimo a su alrededor. La jornada comienza con el transporte desde los hogares para que nadie se quede atrás y continúa con actividades lúdicas, culturales y terapéuticas que ayudan a mover el cuerpo, activar la memoria y compartir vida. El día se cierra con un almuerzo ecológico compartido, donde el plato principal es sentirse acompañadas.
Companio echó a andar con tres personas que creyeron en el proyecto cuando era solo una semilla. Con el boca a boca, hoy se reúnen alrededor de una veintena en cada jornada. Lo que sigue intacto es el calor de la acogida y esa frase de 'pasa, como en tu casa'.

Esta semana la actividad fue un paseo por Ordes, caminando por el Paseo Ramiro Recouso y dejando que el río marcara el ritmo. De vuelta a la asociación, esperaba un almuerzo ecológico, conversación tranquila y tarta de manzana para celebrar el cumpleaños de uno de los miembros. La sobremesa se alargó entre juegos de mesa y relatos compartidos. Y aquí llegó la escena más tierna del día: el hijo de una de las trabajadoras, con menos de diez años, se quedó jugando y compartiendo con el grupo. Entre risas, cartas y complicidades cruzadas, la sala acogió esa aura de las cosas que realmente importan.
Aquí se repite una idea sencilla: 'somos una familia'. Y se demuestra en los detalles. Raquel recuerda una llamada que no pudo atender en el momento y, cuando devolvió la llamada, ya no respondían. Entonces avisó a un vecino —también participante del programa— y enseguida comprobó que todo iba bien. Así funciona Raíña Paraiso, una cadena de cuidados que se activa sin ruido. También destacan que el programa hace que mucha gente se conozca y después cree lazos fuera de la asociación: 'aquí vienen a pasar el día, pero luego muchos se quedan fuera y hacen vida juntos'.

La asociación cuenta también con un obrador en el que cada día se elaboran dulces y salados sin gluten y ecológicos — galletas, pastas, bizcochos, empanadas y empanadillas — preparados de manera artesanal con ingredientes de alta calidad. Es alimento, pero también identidad y oficio. Ese mismo hilo nos lleva a la huerta ecológica, donde crecen las verduras de temporada que abastecen su propio comedor, pero también comedores colectivos, como los escolares o los de empresa (como Inditex), promoviendo una alimentación saludable, sostenible y consciente que regresa a la comunidad.
La asociación destaca, además, la relación con el Ayuntamiento de Vilasantar, constante a través de los servicios de Asuntos Sociales y Cultura, con los que colaboran para detectar necesidades, organizar talleres y tender puentes con los centros educativos.
Este gran camino, que comenzó en 2015, también fue avalado por la Diputación de A Coruña con un premio de buenas prácticas. Un reconocimiento público que confirma lo que se siente al cruzar esta puerta: que cuidar en comunidad mejora la vida.