El gallego revive nos cemiterios: crece el uso da lengua en las inscripciones funerarias en Miño y Vilasantar

GaliciaXa | ACoruñaXa
El albañil Enrique García Vázquez lleva años anotando la lengua utilizada en las lápidas de más de 3.000 familias de 16 parroquias
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16 Apr 2025

En las parroquias de las Mariñas coruñesas, el silencio de los cementerios comienza a hablar cada vez más en gallego. Aunque la presencia de la lengua propia sigue siendo minoritaria en los epitafios, el aumento de su uso en municipios como Miño, Vilarmaior o Monfero confirma una tendencia emergente que emociona a los defensores del idioma.

La intervención educativa Modelo Burela, nacida en 1997 como una propuesta pionera para dignificar y recuperar el uso del gallego en el ámbito de la memoria y la muerte, dio lugar a la actual iniciativa Palabra y Memoria, que ya se extiende por toda Galicia. Esta red, formada por un equipo de visualización del uso del gallego en los cementerios, cuenta con la participación altruista de unas cien personas repartidas por las cuatro provincias. Ahora, la iniciativa se completa con la incorporación de la sección de las Mariñas.

El albañil Enrique García Vázquez, natural de Monfero y encargado del mantenimiento de 38 cementerios de la comarca, lleva años anotando cuidadosamente la lengua utilizada en las lápidas de más de 3.000 familias pertenecientes a 16 parroquias. Su labor, discreta pero rigurosa, forma parte de una investigación más amplia coordinada por el periodista David Canto Veiga e impulsada por el Consello da Cultura Galega. Hasta el momento, ya se han revisado unas 60.000 propiedades en algo más de 80 municipios gallegos, lo que permite una imagen muy representativa del vínculo entre lengua, memoria y territorio.

La comarca de las Mariñas se incorporó recientemente a este mapa de la memoria lingüística gracias a la iniciativa del artista plástico Xoán Casal Vidal y del propio García Vázquez. Uno de los puntos de partida fue el cementerio de Bemantes, en Miño, donde destaca una inscripción de la Salve Marinera en gallego y otras dos piezas recientes: un poema dedicado a la madre del artista y un lema inscrito en 2013 que reza: "El alma de nuestra gente forja la espina del universo."

A partir de esa primera experiencia, Enrique García (Monfero, 1956), realizó la visualización del cementerio de Perbes, donde registró la entrada del gallego escrito en 1996 y donde también constató la presencia de nuestra lengua en el recuerdo a Manuel Fraga Iribarne, desde enero de 2012. Posteriormente, realizó la visualización de las inscripciones de 915 familias de Callobre y Miño; 622 de Vilamateo, Torres, Goimil, Grandal, Doroña y Vilarmaior; 766 en Vila-Chá, San Fiz y Monfero; y 425 en Ambroa, Viña e Irixoa.

A pesar de ello, los datos muestran que la media de uso de la lengua gallega en los cementerios de las Mariñas sigue por debajo del 5 %, aún lejos de comarcas como Barbanza o Terra Chá, que superan el 20 %. Doroña (Vilarmaior) y San Fiz (Monfero) son las más destacadas de la zona, liderando esta lenta pero esperanzadora recuperación lingüística.

El cambio se explica, según los expertos, por una combinación de factores: el relevo generacional, la alfabetización en gallego de las personas que ahora toman decisiones sobre los recuerdos funerarios, y una mayor sensibilización por parte de las empresas del sector, que comienzan a ofrecer opciones en gallego como parte de su servicio habitual.

“Estamos ante un proceso de recuperación simbólica y cultural que se construye con las palabras que dejamos para los que ya no están,” explica Enrique García. “No es solo cuestión de idioma, es una forma de dar valor a nuestra identidad, también en el último recuerdo.”

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