Descubriendo el patrimonio: la iglesia de Santa María de Fisteus (Curtis)

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Conoce la historia de un templo milenario que conserva la esencia de la arquitectura rural gallega en Curtis
Imaxe da igrexa de Santa María de Fisteus en Curtis
27 Oct 2024

Miriam García

La iglesia de Santa María de Fisteus, situada en el municipio de Curtis, es el epicentro espiritual y cultural de esta parroquia, con una historia que se remonta al siglo X. Aunque su configuración actual, característica de la arquitectura rural gallega, data de los siglos XII y XIII, el templo destaca por su belleza y sencillez.

Este templo presenta una planta de cruz latina, con una única nave, sacristía y presbiterio. En el exterior, los muros, revestidos y blanqueados, contrastan con las piezas de esquinas y contornos de vanos que permanecen a la vista, creando una armonía visual que acentúa la sencillez de su arquitectura. La fachada principal sobresale por su portada de dos arquivoltas y una torre adosada que culmina en una espadaña doble, elementos que refuerzan el carácter rural del edificio.

En el interior, la nave está cubierta por una estructura de madera a dos aguas, y el espacio entre esta y el presbiterio está delimitado por un arco de medio punto que descansa sobre capiteles románicos, sostenidos por pequeñas columnas. Cerca de las puertas de entrada, destacan las pilas de agua bendita, que añaden un toque de devoción popular al conjunto. En el altar mayor, resalta un retablo-lienzo barroco de gran belleza, dedicado a la Virgen María. Este retablo, restaurado en 1996, consta de dos cuerpos divididos por columnas y estípites adornados con motivos vegetales, con la imagen de la Virgen con el Niño en el cuerpo superior y la Asunción en el cuerpo inferior.

Frente al templo se erige un sencillo cruceiro, cuya cruz presenta remates floreados, testimonio de la devoción que recorre la historia de la parroquia. No lejos de la iglesia, se encuentra el Castro de Fisteus, un antiguo asentamiento prerromano que refleja la presencia humana en esta zona desde tiempos inmemoriales. Aunque hoy solo se conservan algunos vestigios, el castro forma parte del rico patrimonio histórico de la parroquia, conectando el presente con el pasado más remoto.

Los habitantes de Fisteus se dedican principalmente a la agricultura, la ganadería y la producción de productos lácteos, como el reconocido queso de tetilla. En el siglo XIX, destacados investigadores como Labrada y Pascual Madoz subrayaron la importancia de los mercados de la zona, en particular la feria del campo de la Illana, cuya reputación fue tal que los quesos de tetilla pasaron a conocerse también como quesos de la Illana.

El río Mendo, que discurre por la parroquia, alimentaba en el siglo XVIII un total de 24 molinos de harina, sustituyendo paulatinamente las antiguas construcciones manuales de piedra (molinos). Aunque muchos de estos molinos han desaparecido, su recuerdo persiste en las canciones del folclore gallego. Además, la existencia de estos molinos facilitó la creación de nuevas vías de comunicación, abriendo senderos y construyendo puentes que unieron aún más a los vecinos de la zona.

El origen del nombre "Fisteus" es incierto, aunque existen diversas teorías. Algunos estudiosos sugieren que proviene del latín "filictum", derivado de "filix-filicis", que significa "lugar de helechos". Otra teoría vincula el nombre con su situación geográfica, proponiendo que derive de "Finis Terreus", que aludiría al "fin de una demarcación territorial".

La iglesia de Santa María de Fisteus también es el escenario de las celebraciones religiosas más importantes de la parroquia, entre las que destaca la Semana Santa. La procesión que escenifica la crucifixión de Cristo parte de la iglesia de Fisteus y se dirige hacia la de San Roque de Xabriño, congregando a numerosos fieles. Otras festividades destacables incluyen las celebraciones en honor a Santa Juliana en la Illana a principios de junio, a Santa María en Fisteus el 15 de agosto, la Romería de la Peregrina en Xabriño el 28 de agosto y la Romería de la Peregrina Pequeña el 8 de septiembre. Estas fiestas, profundamente arraigadas en la cultura local, reflejan la identidad y tradiciones de una comunidad que ha sabido conservar y honrar su pasado a lo largo de los siglos.

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